jueves, 11 de septiembre de 2008

NOTAS DE PRENSA DIARIO LA ESTRELLA DE CHILOE

ADMIRADO DE SU FORTALEZA12 JUNIO 2008
LA ESTRELLA DE CHILOE

Admiro la fortaleza del padre José", afirma el concejal de Queilen, Alonso Marío, quien desde niño acompañó al sacerdote a los lugares donde iba a oficiar misas. Más tarde, el político siguió vinculado al religioso cuando trabajó como secretario parroquial, encargado de la lancha y chofer."Cuando estuvo en Queilen demostró una tremenda fortaleza para mantenerse siempre activo después de largas y agotadoras caminatas que realizaba para cumplir con su programa de misas en los sectores rurales", señala.Marío conoció al sacerdote belga cuando deambulaba hasta cuatro horas para ir de un sector a otro, cargando una pesada mochila y varios bolsos, incluso en medio de la espesa montaña de la isla Tranqui. Rememora que en sus trayectos encontraba los momentos para rezar y cuando se trasladaba en lancha aprovechaba el tiempo para escribir cartas a sus familiares."Nunca dijo estar cansado o tener hambre, nunca le escuché quejarse de frío, aunque su cuerpo estuviese empapado de agua por los largos días lluviosos", apunta el también comunicador, quien asevera que "no puedo" o "no tengo tiempo" no están en el vocabulario del ex párroco queilino."Al padre José lo vi muy contento en algunas veces y en otra muy triste. Esto último, cuando veía que la gente sufría por enfermedad o cuando se moría alguna persona", evoca igualmente el ex secretario de la parroquia Nuestra Señora del Tránsito, quien lo recuerda además como un defensor de la cultura de Chiloé y admirador de los jóvenes que la rescatan y proyectan."No entiendo cómo pude resistir el intenso ritmo de trabajo al lado del padre José", subraya Marío.

_PREMIO CHILOE, LA GRAN DEUDA CON EL RELIGIOSO
Diario La Estrella de Chiloé 12 junio 2008)"
A lo mejor, muchas personas se han olvidado, pero el padre José era quien más nos alentaba a que nos organicemos en sindicatos para que todas las cosas salgan mejor", afirmó un trabajador del área acuícola. El 10 de septiembre de 1997, el Congreso entregó la nacionalidad chilena por gracia al padre José Francisco Mairlot.Sorteando todos los pasos que demanda el proceso legal para el otorgamiento de la distinción, se pudo hacer realidad el reconocimiento a su gran labor religiosa y social.Se consideró, entre otras acciones, el haber organizado 12 comedores para los niños de Chiloé, su rol impulsor de la constitución de agrupaciones de asesoras del hogar, con la finalidad de dignificar la actividad y quienes la desempeñan, como así también su interés por la sindicalización."A lo mejor, muchas personas se han olvidado, pero el padre José era quien más nos alentaba a que nos organicemos en sindicatos para que todas las cosas salgan mejor", afirmó el empleado del área acuícola Miguel Retamal.Está en la mente de muchos trabajadores el que la casa parroquial queilina en diversas oportunidades se convirtió en sede de reuniones de los trabajadores en el inicio del auge de las actividades salmoneras.La nacionalidad entregada por gracia se fundamentó, igualmente, en la valorización por su labor de promotor de la organización de campesinos y de la ejecución de proyectos de construcción de estaciones médico-rurales y de establecimientos educacionales.Se destacó, asimismo, la labor del padre José como pionero en la organización de jornadas de capacitación de los trabajadores.APORTEEn el transcurso de los años han sido numerosos los saludos que ha recibido el belgo-chileno. Entre ellos, se cuenta un homenaje que le rindieron diversas organizaciones sociales de la "tierra de los payos". "Nuestro reconocimiento es por su gran aporte a la cultura tradicional de Chiloé", señaló el dirigente vecinal Carlos Santana, en el acto en el cual se les entregaron diplomas también a Braulio Hernández Núñez, quien es el autor del Himno a Queilen; a los constructores de embarcaciones para la pesca artesanal Pedro Chiguay y Humberto Cárdenas, y a las rezadoras Donatila del Carmen Velásquez y a Adela Gómez Macías.En la ceremonia, los niños del conjunto de proyección folclórica Tradiciones de Queilen interpretaron una canción que constituye un homenaje al párroco de esa comuna. Su letra grafica la entrega hacia los demás y las dificultades para realizar su labor de servidor de Dios en los alejados lugares y sin caminos.También ha sido postulado al Premio de Extensión Cultural Chiloé, que cada año otorga la Municipalidad de Castro a quienes se han destacado por sus obras concretas de defensa del patrimonio cultural del Archipiélago."Está pendiente", enfatizó el concejal queilino Alonso Marío, mencionando que tiene méritos de sobra en su labor de rescate, resguardo y proyección de las tradiciones y la cultura milenaria insular

Conquista de la fe insular
DIARIO LA ESTRELLA DE CHILOE 15 JUNIO 2008)

Por la soledad de los campos, el “padrecito gringo”, como en un principio los campesinos lo llamaban, se ha hecho camino al andar y en las noches los fogones de las casas rurales lo han acogido. En cada lugar siempre están las puertas abiertas para el quelcún de un sacerdote que no mide el tiempo y lugar cuando hay que predicar la Palabra de Dios.Chiloé es un pueblo lleno de símbolos que hablan de su religiosidad. En su historia y trayectoria que avanza entre la modernidad y la globalización, el Archipiélago ha ido potenciando sus imágenes, sus ritos y su forma de mirar lo cotidiano a través del Cristo de Caguach, de las mandas y de todos los santos patronos que son sacados en andas en las procesiones.La vida en el territorio insular se ha desenvuelto en torno a sus iglesias construidas en mingas y en esos templos se cobija el mundo de la fe que un sacerdote llegado desde otra realidad hace 44 años vino a reforzar, contribuyendo a su trascendencia.José Mairlot Boufflette, nacido el 4 de octubre de 1925, en Lieja, llegó de Bélgica y tímidamente comenzó a conocer las realidades y particularidades del conjunto de islas donde su obra caló tan profundo como para ganar el corazón de los chilotes, muchos de los cuales se han convertido en sus seguidores o admiradores de su apostolado.ENFERMOSEn las ínsulas que se desparraman por el territorio sureño, el padre José ha recorrido los caminos embarrados o polvorientos, y las pequeñas huellas cientos de veces lo han conducido a las casas de los enfermos a impartir las extremaunciones u otros sacramentos.Por la soledad de los campos, el “padrecito gringo”, como en un principio los campesinos lo llamaban, se ha hecho camino al andar y en las noches los fogones de las casas rurales lo han acogido. En cada lugar siempre están las puertas abiertas para el quelcún de un sacerdote que no mide el tiempo y lugar cuando hay que predicar la Palabra de Dios.Primero su inseparable caballo “Zapato” fue el medio que le brindó una gran ayuda en su misión y, posteriormente, cuando se ampliaron las redes camineras su jeep le sirvió para acarrear feligreses, trasladar los encargos de los campesinos y llegar más rápido a sus múltiples destinos.Mairlot que arribó a Chile junto a los sacerdotes belgas Andrés de Beer y Alberto van de Stel, como nadie ha cuidado y reforzado la herencia de los antiguos evangelizadores que entre las dificultades de los mares, a veces inclementes en los inviernos chilotes, se desplazaron para hacer realidad la misión circular



PROTEGIDO DE SUS ANGELES
( LA ESTRELLA DE CHILOE 15 JUNIO 2008)

Nadie duda que el padre José Mairlot es un protegido de Dios y que después de cada enfermedad retoma sus fuerzas para seguir los caminos de Cristo.Ha debido ser sometido a diversas intervenciones quirúrgicas, entre ellas se cuenta una operación para extirparle gran parte de un órgano vital. "Tengo un riñón y medio, pero estoy bien", expresa, olvidando que padece de artrosis, que se ha cortado cuatro veces los tendones y que sufre una lesión a la rodilla que lo obliga a caminar apoyado en un bastón de madera que le regaló un campesino.Un cargamento de medicamentos es su apoyo diario. "Lo más importante es que tengo buenos ángeles de la guarda", asegura.Enfermo o no, nada detiene su trabajo incansable y va por la vida mirando los rostros de Cristo en los chilotes. Sin olvidarse que en Bélgica están sus cuatro hermanos, sus sobrinos y 24 sobrinos nietos. "Pronto van a ser 25", cuenta, revelando además que el próximo año viajará a su país natal para visitar a sus familiares y amigos por el período de tres meses.

LABOR CON JÓVENES

Recalcó la importancia de la dignidad de las familias campesinas. Para ellas, impulsó la construcción de sedes sociales y caminos. Han pasado 44 años desde que el padre José llegara a Chiloé, que lo ha adoptado y a la que se ha adaptado. Es el territorio donde conversa, reza, canta o cuenta sus aventuras con los isleños y su acento extranjero; por sus palabras que emergen a veces mucho "más enredadas" demuestra que está muy lejos de esfumarse. Ello a pesar de haber incorporado a su vocabulario muchas frases o palabras típicas del Archipiélago. "No soy un gringo chilote, sino un chilote agringado", asegura."Me siento verdaderamente de Chiloé", reafirma el religioso que actualmente está cumpliendo su apostolado en la parroquia Santa María de Loreto de la capital de Quinchao. "El padre José Andrade prácticamente me raptó y un día me dijo vamos a Achao y yo lo seguí", cuenta acerca de ese lugar donde trabaja de sábado a martes. El resto del tiempo está en Chacao u otros lugares de la provincia.PERMANENCIALa historia en Chiloé del europeo se comenzó a escribir en 1964 después que acogiera la petición del Papa Paulo VI de contar con voluntarios para destinar a Chile. "Lo consulté con mi padre, con quien vivía, y me dijo si el Señor te llama no te preocupes por mí", recuerda.Monseñor Alejandro Durán Moreira era el obispo de la Diócesis San Carlos de Ancud cuando solicitó el aumento de religiosos en la jurisdicción. Los primeros años de permanencia en el Archipiélago fueron trabajando en el Instituto de Educación Rural. "Pude realizar una labor espectacular y me dejó una experiencia enorme", destaca, a la vez que se confiesa admirador de monseñor Rafael Larraín. "Impulsó la tarea de evangelizar a los jóvenes campesinos, para lo cual creó 25 centrales", acota.En el IER, tanto en Ancud como en Castro, José Mairlot pudo también efectuar una labor multiplicadora orientada a los jóvenes que desde diferentes lugares de las islas chilotas convergieron en el establecimiento con énfasis católico.La importancia de la dignidad y pertenencia de las familias campesinas fue recalcada en las diferentes jornadas a instancias del instituto, en las que planificó e impulsó la construcción de sedes sociales, así como el trazado y apertura de caminos que ayudan a paliar el aislamiento.

( LA ESTRELLA DE CHILOE 12 JUNIO 2008)
"Tarda pero siempre llega"
12 junio 2008 (LA ESTRELA DE CHILOE)"

El padre José tarda pero siempre llega", es una frase que se reiteraba entre los queilinos en las largas esperas para el inicio de las misas.El religioso se justifica señalando que en muchas oportunidades cuando va a alguna localidad le señalan que hay tres o cuatro enfermos en diferentes distancias, y que se ve en la obligación de ir a atenderlos. "Siempre he pensado que no se puede dejar de visitar a un enfermo y, aunque sea para una misa, los sanos sí pueden esperar", enuncia. En las iglesias y capillas mientras Mairlot fue el párroco nunca las eucaristías comenzaron a la hora fijada y los feligreses se acostumbraron a esperar una, dos, tres o más horas. "A veces, me dejaba la lancha y no podía llegar a tiempo", dice también aun cuando ponía mucho cuidado en fijar los horarios de acuerdo a las mareas.Las extensas liturgias y listas de intenciones convertían las misas en tan largas que les llamaban "de las tres mareas"

Curitas que vienen de otras partes no pescan la onda"
15 JUNIO 2008 LA ESTRELLA DE CHILOE

El número de estas personas se ha ido reduciendo, a pesar que los laicos que pueden bautizar, ayudar a "bien morir" u orientar a la comunidad, siguen siendo relevantes.Convencido que una de las más hermosas labores es la que realizan los fiscales, el padre José Mairlot ha centrado gran parte de su apostolado a incentivar el trabajo de cada uno de ellos en sus respectivas localidades."Llevo más de cuarenta años cerca de ellos, siempre apoyándolos", apunta el religioso, quien junto a obispos y últimamente con el sacerdote Mariano Puga, ha organizado diversas jornadas para potenciar la labor de los laicos facultados para bautizar, colaborar al agonizante para una muerte digna, custodiar el templo y orientar a la comunidad."Los fiscales son una institución de más de 400 años que no se puede perder", manifiesta el ministro católico, que ve con mucha pena que el número de estos religiosos se ha ido reduciendo poco a poco. "No sé cuantos hay actualmente, pero son muchos menos que hace unos años", lamenta.En este fenómeno que se produce, el padre José atribuye responsabilidad a sacerdotes que provienen de otros lugares a ejercer sus labores y que no entienden en toda su magnitud el valor que tienen estos laicos para las comunidades católicas, en medio de una geografía y costumbres distintas a las del continente. "Pasa que muchos curitas que vienen de otras partes no pescan la onda", cataloga, sin dejar de insistir que a los fiscales hay que apoyarlos.REGADASPara el sacerdote, la gente de Chiloé, en general, "es muy religiosa". Claro que, a su juicio, ahora "le falta ser más cristiana".Menciona que las festividades que se celebran regularmente en todos los lugares del Archipiélago tienen una participación masiva. "Pero después, la mayoría de las fiestas terminan muy regadas y se producen problemas a veces entre las familias y los vecinos y eso no está bien, no es lo que Cristo quiere", sentencia.Vuelve a mencionar que sus anhelos son que los fiscales y sotafiscales, así como los encargados de capillas, sigan reuniéndose todas las semanas con sus comunidades. "Son en muchos casos mucho más importantes que los propios sacerdotes, son los pilares de la cristiandad, los que sostienen la fe en las comunidades", argumenta.


WEB :WWW.JOSEMAIRLOT.BLOGSPOT.COM

No hay comentarios: